El elogio de la sombra

La fuerza de la luz coincide con el aproximarse de su apagado. En este límite entre luminosidad y oscuridad toma forma la arquitectura.

La luz vive de contraste, no se puede mencionar la luz sin la sombra: es parte integrante. Se razona por positivo y negativo: la sombra es el vacío, y la luz, el lleno.

palo di zurigo ip55Cuando producimos una luz no proyectamos tanto la luz por sí misma, sino la sombra que los objetos tocados por la misma emiten: es estimulante razonar no solo por formas positiva, sino también por las negativas que éstas generan.

El porticado de día es luz en su ángulo exterior inferior y penumbra en el interno superior, mientras la colocación de una luz nocturna invierte la percepción de este espacio.

Misteriosas e infinitamente complejas, las sombras se revelan un extraordinario instrumento de conocimiento de la arquitectura.

Son capaces de producir agradables simetrías en las figuras simétricas por antonomasia: la luz que se apoya sobre un arco amenaza con aplastarlo, si no fuera por las sombras que le dan espesor e incluso movimiento; caminan sinuosas sobre la superficie curvada de la bóveda, la rozan suavemente y en su recorrido de capitel a capitel convierten al arco en un objeto arquitectónico por descubrir. Lo que aparentemente esconden, en realidad lo revelan.

Indisolublemente unidas a los cuerpos, crecen y disminuyen, desaparecen y vuelven a aparecer, son trazos que duplican los objetos, huellas impalpables que fijan la memoria de la luz.

En la arquitectura de la ciudad las sombras son ausencia. Planas e incorpóreas expresan la belleza matemática de las relaciones entre el edificio y sus partes moldeadas y sus cantos. En realidad las sombras revelan muchísimo, utilizando su presencia a-material, pero fortísima.

Incluso en los edificios, materia y antimateria están indisolublemente unidas por luz y sombra, puesto que la sombra es rigurosamente contemporánea al objeto que duplica de manera simultánea, inseparable.

Para Leonardo, ‘la sombra es el espejo de la forma de las cosas. Sin esas se entienden mal los cuerpos opacos y duros’ (Codex Urbinas). Se convierte en elemento que cuenta la naturaleza, manteniéndose fiel a una regla personal descriptiva que la convierte en un verdadero alter ego indisoluble de la arquitectura.

En el ‘Sidereus Nuncius’ Galileo, conociendo el poder de extenderse ampliamente o de reducirse de manera infinitesimal hasta desaparecer, revela el misterio de los cráteres lunares y afirma ‘dadme una sombra y os construiré la forma’.

En las artes del humanismo del Renacimiento, la sombra, con la perspectiva, asume un papel generador del modelaje del espacio.

Dada su capacidad de modularse en el curso del tiempo, se convierte en medio proyectual para dar vía a la elasticidad de lo que se ha construido.

En ‘Euplalinos’, donde el arquitecto Paul Valery escenifica el diálogo platónico entre las sombras de Fedro y Sócrates en las sutiles analogías entre arquitectura y música; arte materialísima que da forma al espacio, en el primer caso, arte inmaterial suspendido en el espacio, en el segundo.

Valery sugiere una analogía entre la sombra y la resonancia musical. La primera permite valorar los volúmenes y las formas de los edificios; la segunda nos devuelve, torneada, la calidad y la proveniencia del instrumento que produce sonidos.

En la arquitectura clásica, las galerías, los porticados, los jardines, los jardines colgantes, las ventanas derramadas, los caminos con ventanas, las bóvedas restituyen de manera cristalina la relación porto luz-sombra.

Explícitos elementos de la lógica de construcción edificio se convierten en medios para desarrollar una específica y autónoma función arquitectónica en su continuo progresar de juegos de claros y oscuros.

Acentúan las profundidades y las calidades plásticas de la forma, sirviéndose en modo límpido de los contrastes claroscuros acercando los edificios a los ciclos de loo días y de las estaciones.

La forma de la sombra tiene inmenso espesor incluso en el lenguaje de la arquitectura contemporánea: cambios extremos, paredes a brise soleil, pilotis son las nuevas declinaciones de los juegos de sombra.

La sombra y la luz siguen entrelazándose impertérritas y esta indisoluble unión es nuestra fuente de inspiración más fuerte.

En efecto, nosotros no proyectamos la luz, sino su sombra.

8 reglas de la luz.

 ‘form m’ Mario Nanni